martes, 27 de mayo de 2014


El alzado era un hombre que en su lucha por la Libertad se situaba fuera de la "ley impuesta" y por esa razón fue muy perseguido.
El esclavo que quería conseguir su libertad sólo tenía dos opciones: comprarla o "tomarla" por su cuenta huyendo a la montaña "sierra".
La primera solución tenía un incoveniente: era difícil conseguir el dinero suficiente, razón por la que muchos esclavos ante el tratamiento, optaron por la segunda vía.
No debieron ser pocas porque son muy numerosas las menciones y medidas contra "la amenaza" de los alzados.
Los incovenientes que esta situación planteaba a los colonizadores son evidentes. Por ello, se dictan, muy frecuentemente, ordenanzas para que los alzados se somentan a sus "señores", dándoles un plazo para que lo cumplan, amenazando, en caso contrario, con severos castigos.
Periódicamente (entre 1510 y 1525) se pregonaron estas ordenanzas, en estas mismas; se especificaba el castigo correspondiente en caso de no cumplirse.
Pero parece ser que todas esas ordenanzas y castigos no tuvieron gran efecto porque ya aperecen en 1514 disposiciones sobre la captura de los alzados.
Se aprueba entonces en 1525, "la estrategia" de que individuos naturales ya cristianizados (guanches), pudiesen formar cuadrillas de captura con derecho a tomar como suyos a los alzados prendidos.
Por cada alzado que la cuadrilla tomase se le pagaba dos doblas. Así mismo, se redacto una ordenanza contra aquellas personas que hubiesen protegido a los alzados, cobijándolos y dándoles de comer. El castigo por tal "delito" era cien azotes y expulsión de la isla.